martes, 9 de octubre de 2012

Cuando un amigo se va.....


Cuando un Amigo se va….        

Es muy difícil escribir cuando se hace con un fuerte nudo en la garganta. Las palabras se niegan a brotar. El disco duro de La memoria comienza a rebobinar. Los años que compartimos con Miguel en las aulas de la Tadeo Lozano, cuando estudiábamos una carrera novedosa en ese entonces: Comercio Internacional, de la cual formamos parte de sus primeras promociones.
. Más tarde, ya actuando como Profesionales, nos volvimos a encontrar en la ciudad de Barranquilla, en donde Miguel residía con su amabilísima esposa, Graciela. Allí tuve la fortuna de recibir muchas atenciones por parte de la familia Grosso-Villate. Miguel era un importante ejecutivo de una multinacional. Más tarde nos volvimos a encontrar en las aulas Tadeistas, mientras cursábamos un curso de postgrado en Alta Gerencia. De igual manera coincidimos como catedráticos universitarios y como Secretarios Académicos, mientras el suscrito lo hiciera en la misma Facultad de Comercio Internacional de la Tadeo, Miguel lo hizo en otros centros universitarios, como la U. Central, el Politécnico Grancolombiano,  la U. de Cundinamarca, la U Libre, la U. de Santo Tomás y otros importantes centros universitarios.
Miguel compaginaba la docencia con su perfeccionamiento y actualización de conocimientos.  Por esta razón llegó hasta la Isla de Cuba, en donde adelantó varios cursos de procesos de enseñanza participativa.
Miguel fue siempre un caballero, un hombre responsable, un hombre de familia. Amó a Graciela, su querida esposa por cuarenta y siete años- A su hija, Marcela, quien siempre fue la  Niña de sus ojos. 
Era un anfitrión inigualable. Las veces que pude compartir con su familia, siempre encontré un ambiente de gran armonía, de simpatía y de  calidez. Sobresalía en Miguel su buen humor, su apunte oportuno, su chispa cachaca.
Miguel Grosso Dávila deja terminado  un libro  que esperamos pronto ver publicado por la U. Santo Tomás. 
Miguel, quien naciera el 29 de septiembre de1942, abandonó este mundo en agosto 28  de 2012. Alcanzó a despedirse de todos los suyos. Su familia tiene porqué sentirse orgullosa de quien fuera su esposo, su padre, y su abuelo. Las aulas universitarias lo extrañan. Pero, lo confieso, sus amigos sentimos un inmenso vacío. 
cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.
Hasta pronto, Miguel!

Emilio Chaparro G.
Octubre de 2012



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