Ausero vivía en Jerusalem
en los tiempo de Jesús, ejercía el oficio de zapatero. Contaba con unos
cincuenta años cuando sucedió la crucifixión de Jesús. Ausero no era una
persona cálida o cordial, le podía más su egoísmo y tacañería. Era de carácter huraño.
Cuando Jesús era conducido al Calvario, arrastrando la
pesada cruz bajo la lluvia de azotes que le propinaban los soldados romanos, en
la empinada vía, trató Jesús de
detenerse por unos momentos a tomar un respiro en el quicio de la puerta de la
zapatería de Ausero, quien lo empujó y
le increpó gritándole –Anda!!! Por qué te
detienes?
Jesús le respondió: -
“Yo descansaré luego. Pero tú andarás
sin cesar hasta que yo vuelva”
La leyenda cuenta que
el Judío Errante desde entonces está obligado a recorrer caminos, visitar
lugares, sin poder detenerse a morar en ellos, que vivirá hasta que se produzca
la nueva venida del Señor. El Judío Errante, envejece hasta los cien años, y
luego vuelve a los cincuenta para empezar de nuevo, a la espera de la Perusía,
la Segunda Venida de Cristo. Se ha afirmado que esta leyenda es una metáfora de
la diáspora del Pueblo Judío.
Estudiaba mi primaria en el Liceo Santo
Domingo de Guzmán de Tunja, cuando escuché por primera vez la leyenda del Judío
Errante, de quien se dice visitó el templo de los Dominicos en esta ciudad, por los años mil seiscientos. Algunos cronistas afirman que este personaje por las noches a hurtadillas visitaba el cuarto de la despensa de los víveres del Convento, que se vio mermado en sus existencias. Se dice que la última vez que se le vio en Tunja, presentaba un notorio aumento de peso.
En varias oportunidades al Padre Domingo Claro le oí citar historias y mencionar esta leyenda. Mucho miedo experimenté al ver el rostro de la escultura del Judío aquel, particularmente su mirada despidiendo llamaradas de odio.
En varias oportunidades al Padre Domingo Claro le oí citar historias y mencionar esta leyenda. Mucho miedo experimenté al ver el rostro de la escultura del Judío aquel, particularmente su mirada despidiendo llamaradas de odio.
En Europa, en muchas poblaciones hay registros orales del paso
del Judío errante por sus calles. En América, Tunja fue la primera ciudad en
registrarlo y en mantener viva su leyenda. Por eso resulta indispensable
visitar la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, para observar la escultura en
donde figura su imagen., o acompañarla durante las procesiones de Semana Santa.
Asesoría fotográfica, Camilo Pieschacón, Diseño Página, Diana Carolina Puerto
Asesoría fotográfica, Camilo Pieschacón, Diseño Página, Diana Carolina Puerto
Es interesante esta leyenda. Ha corrido mucha tinta desde el siglo XVII, cuando por vez primera un folleto en Alemania, mencionó al personaje. Borges tiene un texto incluído en su libro El Aleph, El Inmortal es una reescritura de la leyenda actualizada por el genial maestro argentino.
ResponderEliminarSe trata de una leyenda que se repite en muchos países, pero curiosamente en Tunja cuenta con gran relevancia, especialmente en la Semana Santa. Tunja ciudad de Tesoros y de Leyendas Escondidas
Eliminarshalom aleijem
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