lunes, 4 de enero de 2016

Aracataca, la Casa Museo de Gabriel García Márquez

La Casa de la infancia de Gabo


Toda una gran aventura resulta el viaje en auto desde  Bogotá hasta la Costa Caribe . Pero este viaje se puede hacer cientos de veces, sin descubrir sus encantos que están ahí, al lado de la carretera, siempre se debe tener el ojo abierto para disfrutar del paisaje, de los rincones que permanecen esperando la visita de algún viajero extraviado o curioso.
No se trata de devorar kilómetros para llegar a la Capital o a la Costa, a pregonar que se impuso un nuevo record de catorce o quince o dieciséis horas en el viaje. El asunto es que sin el afán de contar las horas y los kilómetros, nos permitan detenernos cuando algo llama nuestra atención.
Así lo hicimos en nuestro viaje. Nos desviamos para ingresar y conocer la cuna de nuestro premio Nobel de Literatura, con seguridad el colombiano que le ha brindado mayor gloria a nuestro país.
Llegamos a Aracataca, Magdalena, en busca de las raíces y del ambiente que creó nuestro Nobel con el seudónimo de Macondo. Después de recorrer algunas calles, con mucho comercio y bullicio, característicos de las poblaciones costeñas, localizamos la Casa Museo Gabriel García Márquez, que en teoría corresponde su localización a la casa que fuera de sus abuelos, en donde nuestro escritor pasara sus primeros años, nutriendo su imaginación y su memoria de todas las historias reales y mejoradas de los años de esta escondida población bananera.
Pasamos por la oficina del telégrafo en donde trabajara el padre de GGM. Recorrimos sus calles, su plaza principal. Por todas partes, se quiera o no, este municipio  de casi sesenta mil habitantes, ubicado a menos de 90 kilometros de Santa Marta, está condenado a que se revivan las páginas de la  obra de nuestro Nobel..

Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor

Creo que no fue difícil hacer el mismo ejercicio de nuestra imaginación para soñar la vida que viviera para contarla nuestro añorado Gabo.



Recomendamos a todos nuestros compatriotas que deseen adquirir un conocimiento más completo del ambiente que acompañó a los integrantes de la familia García Márquez en los años veinte y treinta, a que visiten con detenimiento esta agradable población caribeña.

La Nana de Gabo
Escritorio del Coronel
Dejamos algunas fotografías para hacer más completa la invitación. Recuerden: Aracataca, Magdalena, Colombia. Macondo, el Caribe.-


La Oficina del Telegrafista
Estación del ferrocarril, de las mariposas amarillas

sábado, 3 de enero de 2015

Pueblecitos de Colombia - Casita

Fachada de casa en la población boyacense de Ciénega. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

RAQUIRA EL PUEBLITO DE COLORES

RAQUIRA EL PUEBLITO DE ARCILLA Y DE COLORES

Es un pueblito lleno de colores. De colores fuertes, Los rojos encendidos, los azules intensos, los amarillos iluminados, los verdes en diversas tonalidades, te copan las pupilas. Es un pueblito de arcilla. De campesinos, de alfareros, de artesanos, de talladores. Las manos de sus habitantes, lejos de ser suaves, son ásperas, pertenecen a personas trabajadoras. Estas personas que trabajan de sol a sol, son amables, hospitalarias. Les gusta recibir al visitante. Están prestas a ayudar a quien lo necesite.

Recorrer sus calles es un regalo para la vista. Sus bellas cerámicas se encuentran expuestas a lado y lado de la calle principal, y se exportan a muchos países del mundo. Las amas de casa se dejan seducir por la variedad y belleza de vajillas, de materas, de ollas de barro, así como de otro tipo de artesanías como los tejidos en lana virgen, Las hamacas, los adornos, artículos de maderoterapia especiales para los dolores de las articulaciones, etc. .
Ràquira cuenta con doce mil habitantes, está ubicada a dos mil cien metros de altura sobre el nivel del mar, goza de una agradable temperatura de diecisiete grados,
Es una población pequeña, muy cerca de Villa de Leiva, a tres horas y media de Bogotá, por carretera totalmente pavimentada.











A pocos minutos de Ráquira, encontramos la pintoresca población de Sutamarchán, conocida por sus vetustos olivares,  por sus extensos cultivos de tomate. Pero su fama se debe a su producto estrella: la longaniza.










Quien desee saborear algo típico de la región, debe probar la longaniza de Sutamarchàn (población a diez minutos de Raquira). La longaniza es un embutido alargado de carne de cerdo picada en pequeños trozos y especies, que se prepara lentamente
 


asado sobre parrilla. Se acompaña de una porciòn de papa criolla, con un buen ají picante,morcilla, plátano asado y con una arepa boyacense. Es algo ùnico. Y con un sabor insuperable. De lejos, la longaniza de Sutamarchàn,es la mejor del paìs. Aunque el origen de la longaniza es español, en este municipio boyacense la preparan mucho mejor.
Se acompañan a esta nota algunas fotos de estas poblaciónes  que ilustran mejor lo que se ha tratado de expresar. Su colorido, su gente, su comercio.

Un fin de semana visitando las poblaciónes de Ráquira y Sutamarchán,


es un plan inolvidable para toda la familia.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Jenesano, Un Tesoro Escondido

Si Ud.  Quiere un fin de semana salirse de la gran ciudad capital, escaparse a un pueblito cercano, tranquilo,  de un clima que no sea ni tan frío como los municipios sabaneros, ni tan caliente como un Girardot, o un Melgar. Pues  la solución está a dos horas de Bogotá, 120 kilómetros, cien de los cuales son por una excelente carretera de doble calzada. El clima? 20 grados, a dos mil metros sobre el nivel del mar. Es algo ideal, lo aseguro.
Pues bien: les voy a hablar de un tesoro llamado Jenesano. Fue declarado hace algunos años el Pueblito más lindo de Boyacá,  por sus calles empedradas, por los muros de sus viviendas cubiertas de buganviles, por sus pintorescos y escondidos puentecitos, por su parque principal, por su bella iglesia, por sus gentes tranquilas, amables y siempre sonrientes.
Jenesano ha sido cuna de importantes empresarios, como la Familia Guerrero, creadores de la hoy multinacional Servientrega.
Jenesano tiene tan solo unos ocho mil habitantes, es tierra productora de frutas como manzanas, peras, ciruelas, feijoas. En sus rústicas tiendecitas se encuentran las mejores almojábanas, exquisitas garullas, o las calienticas arepas boyacenses.  Es un pintoresco pueblito escondido en medio de montañas, atravesado por un tranquilo rio. Está despertando a la gigantesca industria sin chimeneas que es el turismo. Ya se encuentran restaurantes de primer nivel, como Las Villas, o como Jeroglíficos, o Sabina, en donde se puede saborear una exquisita trucha o mojarra de cultivo, preparadas con gran esmero, o si desea carnes preparadas en horno de leña. Siempre habrá solución a su buen apetito o a la exigencia de cualquier paladar.
En la región se ha disparado la construcción de condominios turísticos, como fue el caso de Villa Toscana, conjunto de apartamentos  estilo mediterráneo, con piscinas climatizadas, campo de golf, cinema, boleras automáticas, supermercado, capilla, restaurantes, en fin algo que garantiza la comodidad de primer nivel para sus moradores. Ahora se terminó otro conjunto residencial que se llama Eco del Río, que son varias torres de hasta  doce pisos, con todas las características y lujos de las construcciones modernas, incluyen jacuzzi en cada apartamento.  Y así otros conjuntos residenciales similares. Este auge del turismo, obligará al Gobierno Departamental a dotar a Jenesano, y a la región en general, de mejores vías de comunicación, particularmente la vía que conduce a Tierranegra, que es la conexión con la autopista a Bogotá.
Se debe dejar constancia del brusco contraste que significa a la región salir de su introvertismo para dar un salto hacia la modernidad y a la recepción de gentes de otras regiones, quienes en su corta estancia deberán respetar la cultura de los tranquilos habitantes, para que haya una armonía entre los residentes y los visitantes.
  
Acompaño algunas fotografías que ilustrarán al lector sobre lo que está ocurriendo en este hermoso tesoro escondido que es Jenesano. Se siente el cambio del milenio.


 



martes, 25 de marzo de 2014

La provocativa Arepa Boyacense

La Arepa Boyacense


Cualquier visita a los pueblitos boyacenses, siempre incluye la oportunidad de saborear y deleitarse con una calientica y crocante arepa boyacense, redondita, con un grosor superior al de un dedo, siendo esta la medida desde la época de nuestros indígenas. Esta delicia, con sabor dulce, se consume por lo general acompañada de una humeante y espumosa  taza de chocolate, o de la bebida auténtica del altiplano cundiboyacense: la aguadepanela, o si se desea, también la puede acompañar con  un buen café negro, que en Boyacá lo endulzan con panela, agregándole un toque de canela.
Recuerdo las palabras de Adriana Afanador, quien escribía con gracia:

Las arepas son benditas 
igual que el santo pan
y pueden acompañar 
o ser plato principal...



Seguir la ruta de la Arepa, nos conduce primero a la población de Ventaquemada, situada a unos 70 kilómetros de Bogotá, allí al lado y lado de la excelente vía de doble calzada, se encuentran numerosos “piqueteadores”, o  pequeños restaurantes que ofrecen estas arepas y otras delicias de la culinaria regional.
Pero si hay alguien con la curiosidad de llegar al sitio en donde preparan las originales, las auténticas, elaboradas en horno de leña, tostada y amasada en piedras especiales, y lo mezclan con cuajada . con la misma receta de los indígenas anteriores a la llegada de los españoles, se debe visitar la hermosa población de Ramiriquí, capital de la Provincia de Márquez en el Departamento de Boyacá, a 130 kilómetros de Bogotá. Recomiendo visitar la casa de Doña Mongui  Ruíz, quien con sus laboriosas manos da forma a las mejores arepas de esta región. Alli con gran delicadeza entregan la cantidad de arepas que se desee adquirir, empacadas en artesanales canastos, y orienta al comprador sobre la mejor manera de conservarlas con su sabor original, advirtiendo que no se use el horno microondas, porque deforman su sabor. Allí en esa casa, las arepas no tienen fabricación industrial, sino realmente a mano, sin prisas, ni afanes y con una buena dosis de cariño por lo que su sabor es incomparable.
Como las arepas hay que encargarlas; mientras se elaboran, el visitante puede aprovechar el tiempo  y darse una caminata por las calles de este escondido municipio que ofrece muchas sorpresas a los turistas. Además allí se encuentra la gente más cordial de Boyacá. Sus habitantes siempre se despiden con un “Que Dios lo bendiga, sumercé”. Y uno queda con el compromiso de regresar muy pronto a saborear una calientica arepa.


lunes, 13 de enero de 2014

La Alcancía de Samuel

LA ALCANCÍA DE SAMUEL


Samuel es un niño de diez años, alumno del Colegio Leonardo Da Vinci,  juicioso, inteligente, disciplinado, con una sensibilidad que enternece. Sus padres lo han formado enseñándole que todo lo que él quiera, se puede lograr con sacrificio. Así es como se propuso ahorrar para poder comprar su tableta I PAD. Día tras día ahorraba unas monedas de sus onces para tal propósito. Veía como su alcancía se iba llenando lenta y constantemente.


Pero un día se enteró que una amiga de la familia, Mabel Conto, tenía una Fundación, llamada Arroz con Leche, que todos los años se dedica a reunir regalos para los niños del barrio  Santafé en  Bogotá.


Samuel veía la alegría con la que Mabel y su esposo, hijos y vecinos trabajaban en la recolección de juguetes, ropa, y fondos para obtener una meta que les permitiera en Diciembre llevar los regalos de Navidad a estos niños pertenecientes a una población vulnerable.

Después de meditarlo durante varias noches, Samuel tomó la decisión de donar a la Fundación Arroz con Leche los fondos de su apreciada alcancía.

Desde entonces, Samuel se siente más contento sabiendo que con su dinero ahorrado, un niño en alguna parte de Bogotá está feliz.



Gracias Samuel, Gracias Mabel, por enseñarnos que mi Colombia con personas como Ustedes está siendo un mejor país.


lunes, 11 de noviembre de 2013

La Música Colombiana!


Resulta todo un placer escuchar la música de nuestros abuelos, interpretada por este grupo en una de las callecitas de Usaquén, un domingo en la tarde.

Recordemos aquella composición de Rafael Godoy
"A mí tóqueme un Bambuco, Maestro, de esos que llegan al alma!"