La Casa de la infancia de Gabo
Toda una gran aventura resulta el viaje en auto desde Bogotá hasta la Costa Caribe . Pero este viaje
se puede hacer cientos de veces, sin descubrir sus encantos que están ahí, al
lado de la carretera, siempre se debe tener el ojo abierto para disfrutar del
paisaje, de los rincones que permanecen esperando la visita de algún viajero
extraviado o curioso.
No se trata de devorar kilómetros para llegar a la Capital o a la Costa, a
pregonar que se impuso un nuevo record de catorce o quince o dieciséis horas en
el viaje. El asunto es que sin el afán de contar las horas y los kilómetros,
nos permitan detenernos cuando algo llama nuestra atención.
Así lo hicimos en nuestro viaje. Nos desviamos para ingresar
y conocer la cuna de nuestro premio Nobel de Literatura, con seguridad el
colombiano que le ha brindado mayor gloria a nuestro país.
Llegamos a Aracataca, Magdalena, en busca de las raíces y
del ambiente que creó nuestro Nobel con el seudónimo de Macondo. Después de
recorrer algunas calles, con mucho comercio y bullicio, característicos de las
poblaciones costeñas, localizamos la Casa Museo Gabriel García Márquez, que en
teoría corresponde su localización a la casa que fuera de sus abuelos, en donde
nuestro escritor pasara sus primeros años, nutriendo su imaginación y su
memoria de todas las historias reales y mejoradas de los años de esta escondida
población bananera.
Pasamos por la oficina del telégrafo en donde trabajara el padre de GGM. Recorrimos sus calles, su plaza principal. Por todas partes, se quiera o no, este municipio de casi sesenta mil habitantes, ubicado a menos de 90 kilometros de Santa Marta, está condenado a que se revivan las páginas de la obra de nuestro Nobel..
Pasamos por la oficina del telégrafo en donde trabajara el padre de GGM. Recorrimos sus calles, su plaza principal. Por todas partes, se quiera o no, este municipio de casi sesenta mil habitantes, ubicado a menos de 90 kilometros de Santa Marta, está condenado a que se revivan las páginas de la obra de nuestro Nobel..
Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor |
Creo que no fue difícil hacer el mismo ejercicio de nuestra imaginación para soñar la vida que viviera para contarla nuestro añorado Gabo.
Recomendamos a todos nuestros compatriotas que deseen
adquirir un conocimiento más completo del ambiente que acompañó a los
integrantes de la familia García Márquez en los años veinte y treinta, a que visiten con detenimiento esta agradable población caribeña.
La Nana de Gabo |
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